La prohibición del Café
El café, esa sustancia tan familiar y decididamente compañera, estuvo prohibido en Rusia, en el siglo XIX, con penas de tortura y mutilación. El consumidor de café era castigado de manera brutal: cortándole la nariz o las orejas.
Pero esta no es la única prohibición del café: la primera ocurrió en 1511, cuando el emir Kair-Bey de Persia fue convencido por los doctores de que era una bebida embriagante y ordenó destruir el producto y cerrar todos los cafés. Además, cualquiera que fuera descubierto consumiento café recibía una paliza y si éste volvía a delinquir, se le introducía en una bolsa de cuero y se le arrojaba al mar. Para suerte de muchos, este edicto fue rápidamente derogado a instancias de su superior, el sultán del Cairo.
Aunque años después, un fanático sacerdote del Cairo, lanzó una enérgica campaña contra esos lugares peligrosos donde se vende café; los fieles salieron enardecidos de las mezquitas a destruir los cafés, mientras la ciudad se dividía a favor y en contra del café. El jeque Belek, gobernador de la ciudad, para poner fin al litigio, llamó a dlos médicos y a doctores en leyes a una conferencia; luego de escuchar con paciencia la discusión entre todos los presentes, ordenó servir café. Luego de tomar el suyo, y sin decir una palabra, se levantó de la reunión y se fue.
Desde ese momento, nunca más se oyó en El Cairo una prédica en contra del café.